Ahí estás en un pájaro de metal, pieza de rompecabezas encastrada con su vecina, sueño de toda madre dama de la cocina, crédito aprobado por el Fmi, efímera alegría de sillas voladoras de parque de diversiones, y caes en picada flotando en una nube de borrachera rosada amainando el golpe, sintiéndolo como una caricia, sólo así se sobrevive a los sueños destrozados porque no se corrieron y se escaparon, te miro y sólo veo una sombra inerte de lo que fuiste, te miro y celebro haberme soltado de tu mano... sigo de pie, fui tras mis sueños, los hice míos. Soltarte fue un acto de valentía, te lloré hasta lo indecible, pero de lo contrario habría caído contigo al abismo de los muertos vivientes. Anna Donner ©®